miércoles, 26 de diciembre de 2007

La menstruación es divertida, la menstruación es tu amiga, la menstruación es arte


Ya lo sé, no tienes que decirme nada; lo veo en tu cara, leo en esa expresión como en un Private abierto: lo de la menstruación no te va. A ti, chico, porque ni se te ocurriría acercarte a esa apertura supurante de fluidos rojos y coágulos, que huele tirando a regular y araña o desliza en demasía, a partes iguales. A ti, chica, porque te sientes sucia, no puedes lucir tu cuerpo con libertad, te duele, te pone de mala hostia -vaya que si te pones, no jodas, vaya que sí- y tu chico se pone supercariñoso con tu hermana pequeña en esos días del mes. Pero no os culpo, de que ello suceda así se han encargado los anuncios de compresas y tampones, y el represivo acervo popular.

¿Y por qué? ¿Para qué? Pues bien sencillo, por lo de siempre; por lo mismo que algún listo inventó aquello de que el trabajo ennoblece, o lo de que Hacienda somos todos, o lo de que si te tocas la pilila el niño Jesús llora. Porque los cabronazos de siempre, los que mandan, quieren la menstruación sólo para ellos.

PORQUE LA MENSTRUACIÓN MOLA.


Sí chaval, sí. Porque non solum es una fase de nuestras chicas en la que no pueden quedar embarazadas, lo que supone libertad total para insertar el churro sin ninguna antierótica y antinatural protección. Sed etiam es un momento en que podéis descubrir lo mucho que mola el sexo colorao. Y olvidáos del rollo de las ETSs; la que no es una trola orquestada para que compremos condones como idiotas, se cura con penicilina.

Y tú chica, sí tú, no sabes lo que te pierdes. Porque tú, vosotras, sois las verdaderas afortunadas de la Lotería de la Naturaleza. Porque -follar a pelo como posesas aparte- vosotras sois las que única y verdaderamente podéis explotar la faceta más creativa, intimista y edificante del ketchup uterino. No sólo como un medio para conoceros mejor a vosotras mismas o a vuestras parejas, sino como una forma de expresión poderosa y personal como ninguna.


Gracias a descubrimientos como la copa menstrual, auténtico Santo Grial de vuestra esencia femenina, podéis dar rienda suelta al genio que lleváis dentro -nunca mejor dicho- y compartirlo con el mundo.

Así que, chicos y chicas, no dejéis que vuelvan a robaros ese tesoro que podéis compartir, que une, que edifica y que es un regalo para el mundo. ¡No dejéis que ese don se pierda en contenedores para elementos de higiene íntima desechados! ¡El churretazo rojo es bello! ¡Follemos, dibujemos y cantemos en honor a la Regla, por siempre jamás!

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