domingo, 24 de febrero de 2008

En el páramo nos encantan los reptiles... sobretodo las lagartas.

Si pequeños hijos de putas, la iguana aterriza en el Páramo, su pollón, su cuerpo de enganchao al jaco y otras drogas hace la aparición. Larga vida al Rey Iggy



¿Palotizados?

Pues eso no es nada pequeños hijos radiactivos... por que en el Electric Weekend (30 y 31 de Mayo) comparte cartel con Metallica y R.A.T.M, el Páramo estará por ahí... ¡¡por mis cojones morenos!!

4 comentarios:

Violeta dijo...

Yo lo vi hace poco en el Natural Music Festival y la verdad es que fue emocionante observar a semejante momia menearse de esa manera. Se me antojó como el posible musical de La ciudad de los muertos, cooprotagonizada por Carla Bruni y Sarkozy (aunque esta imagen me vendría meses más tarde).

Qué madrugador que es usted, sargento Hartman. Como un buen marine inicia su vigilia (pascual) desde bien temprano, no como esos maricones que lloriquean cuando suena el despertador a las 10 de la mañana (yo). Efectivamente hay formas de contactar con Miss Sardina (que no lagarta. No sé si le gusta tanto el pescado azul). Una dirección de gmail a través de la que realizo cuestionarios personalizados para descubrir quién es merecedor de mi messenger. Hasta ahora han aspirado 0 candidatos. Tanto hacerme la rosca y luego sois todos unos mariquitas adictos a la retropenetración.

Sargento de instruccion Hartman dijo...

Ud lo ha querido... ud. Srta Violet habrió la cajas de los truenos... tendra la invitación de este marine a realizar su formulario.

Pero despues no quiero que venga pidiendome que le envie unos gayumbos usados ni mi camiseta sudada.

Acepto su reto Miss Sardina

estanli cuvric dijo...

Iba a decir alguna sandez sobre Iggy Pop, pero viendo el comentario de Miss JB prefiero aullar a lo lobuno.

El Gran Humungus dijo...

Iggy es Dios. Pero no el hijo de puta endrogao que se pasa todo el día chateando con adolescentes de los cristianos, no. Un Dios con dos cojones y un pollón.

Y el Sargento es su heraldo en el Páramo. Sargento, le debo una felación, recuérdemelo. Pagársela, joder. O convencer a la jamelga para que se la administre. No nos vayamos a confundir, ¿vale?

Por cierto, sí, tengo el Páramo muy abandonao, lo sé. Pero no os hagáis ilusiones; es sólo la calma que precede a la tormenta fecal...