miércoles, 23 de enero de 2008

Lo prometido es deuda; y no es que yo sea un hombre de palabra, es por joder


¡Dioses! ¡Mami! ¡Socorro! ¡La bruja del bosque de Blair viene a por mí! ¡Se ha colado en el Páramo y quiere jodernos a todos!

No, pequeño trozo de mierda surgido de mi vagina mutante. Que pareces subnormal... Aunque, ahora que lo pienso, es que eres retrasado, claro, pobre mío... Por eso no has reconocido a la grande, la insigne, la acojonante

¡DIAMANDA GALÁS!

Pues eso, que para que no se repita esta escena imaginaria en vuestras casas, mientras almorzáis con los papis, o mientras dais conversación al chico al otro lado del glory hole, aquí os voy a dejar unos cuantos enlaces donde empaparos y enamoraros de una musa del Páramo, del Infierno, del Hades y de sitios mucho más molones todavía. Como toda la información viene en el inglés de los cojones, os resumo su vida, obra y milagros negros in a nutshell:

Nace en San Diego en 1955, papi y mami son turcos, griegos, ambas cosas a la vez o algo así, cristianos ortodoxos y los dos tienen bigote y aspecto cetrino. Diamanda estudia jazz y música clásica, se pira a Francia y protagoniza una ópera sobre una mujer turca torturada por zorra (creo), después monta un pollo gordo con una actuación en directo en la catedral de Saint John the Divine, en la que se caga y se mea en la iglesia católica por pasar del SIDA, se tatúa mensajes molones en el cuerpo, colabora con el bajista de los Zeppelin en nosequé cosa, saca discos a cascoporro en los que grita, gime, aulla y parece-que-se-corre-a-lo-bruto-pero-no-o-sí-quién-sabe y alcanza el estatus de diosa de todo lo avantgarde y lo que pone palote a los gafipastis góticos nihilistas altamente comprometidos con cualquier causa. Y en abril la tenemos en España, gente (Santander y Murcia). Así que igual hasta me doy una vuelta por allí, que se me acaba de antojar...

"¡Cómo molan estas anfetas cortadas con polvo de huesos de los indios apaches y mostaza de Dijon!" Nooooo... Diamanda no se droga, coño. Es una viejuna sana.



The Litanies of Satan, cómo mola, cómo grita la hija de la gran puta...

Nunca dejes nada cilíndrico y alargado al alcance de Diamanda; su dominio de las artes marciales y la succión tántrica-sónica son letales...

Ea, pues si queréis más, a su página oficial, o a la wikipedia. Y, si tenéis pesadillas luego, las quejas al Leoncio. O a vuestras madres. Pero aquí no vengáis a joder.

4 comentarios:

estanli cuvric dijo...

Foc, es que con ese jepeto o se hacía trashie o malvada bruja del norte.
A mi es que, si una tía es fea, ya me dan igual las cosas molonas que supuestamente pueda hacer. Es fea.

Sargento de instruccion Hartman dijo...

Como cante, como folle o si le gusta el fist-fucking con cactus me da igual... a mi esa tia me da grimano. No es que no me guste lo gótico.... que gustarme me gusta y me palotiza hasta el infinito, pero hay locura en sus ojos... resumiendo, a este marine le da miedito.

El Gran Humungus dijo...

Joder gente, no me vengáis con más remilgos, coño. Que sí, que sé que fue por culpa del alcohol y de la farlopa serie B que os pasaron esa noche, pero que TODOS NOS HEMOS FOLLADO TROLLETTES IGUAL DE HORRIBLES, al menos. Pero seguro que sin la carga de morbo y el mazo de historias de pesadilla que Diamanda puede contar (si aprendiera un idioma comprensible para el oído humano, claro...). Así que un respeto a la señora, coño. Que todavía voy a sacar entradas para el concierto de Murcia y a arrastrar al Sargento y a la Reencarnación gnómica al abismo. Que allí tenemos casa...

Anónimo dijo...

Estoy emocionao D. Humungus, se me ha puesto como el pescuezo de una vaca.

Cantidad de recuerdos, vive dios¡¡¡, que me vienen a la sesera en un concierto que dio esta torda en Portugal. Tias mostachonas que te la mamaban sin preguntar por una mescalina, pequeñas fiestecillas latigo, donde zorrones y guarrillas de diverso pelaje se dejaban atizar con una fusta para achuchar a los asnos... en definitiva, tiempos en los que todavía tenía los huevos pequeños y pegaos al culo como los leones y un higado a plena potencia.